EL LOBO DEL DESIERTO

EL LOBO DEL DESIERTO

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La historia del lobo

Naci en una camada de 10 vástagos en un remoto lugar entre montañas y en unos tiempos salvajes,donde la suprevivencia se basaba más en ideologias que en los propios valores personales.Eran los años 50.Nací con espíritu de lobo,individualista y depredador, en cuerpo humano.Y ahora despues de medio siglo deambulando por infinidad de parajes,me paro ante una nueva encrucijada de mi vida y la primera pregunta que me asalta es:¿Qué ha sido de todos aquellos cachorros que formaron parte de mis primeros años de vida?De algunos tengo ciertas pistas y de vez en cuando sigo sus huellas,de otros sé como van terminando sus dias,y de los menos no tengo ni idea,he perdido su rastro.
Algunos habrá,que en su humanidad,serán directores de alguna empresa,gerentes o funcionarios.Quizás haya algún intelectual,científico,artista o incluso millonarios sin haber dado golpe en su vida.Otros quedarían como maestros o profesores en algún instituto o colegio de cualquier paraje de nuestra geografia,perdidos en la burocracia en alguna gran ciudad o en el infinito aburrimiento de cualquier paraje castellano.Habralos que sea responsables padres de familia con negocios propios e hijos que cumplan con sus espectativas.Otros estarán cagándose en todo,por tener hijos tan inútiles e idiotas que para lo único que sirven es para saquear el patrimonio familiar.Habrá de todo.
    Eramos bastantes en aquella escuela de pueblo,en el culo del mundo,donde recibiamos educación como supuestos seres humanos y con un sistema educativo basado en la máxima,que para mayor gloria del régimen imperaba en aquellos oscuros tiempos,"LA LETRA CON SANGRE ENTRA".Y que para mayor recochineo se escribia en el encerado verde de la escuela con tiza blanca y en mayúsculas.Menudos bárbaros estábamos hechos que para demostrar la grandeza de nuestra civilización judeo-cristiana,nos decian a través de aquellos pastosos,pasmosos y repelentes libros de texto que los vikingos eran unos salvajes primitivos.
  Aquella escuela era una nave en medio de la nada dividida en dos secciones:niños-niñas.Aulas con olor a rancio,a madera desgastada y carbón encendido en aquellas estufas metálicas para calentar los cortos dias invernales de frio,agua y nieve.Y en ciertas épocas del año,los meses que precedian al mayau,las aulas se llenaban del embriagador aroma de la manzana macerada.Así nos educaron en aquella escuela a los cachorros;recitando los rios de España y sus afluentes y rezando padrenuestros entre el olor a manzana destilada y las hostias del maestro de turno.-A ver Luisito-¿Cómo se llama nuestro caudillo?-"No me acuerdo señor maestro"-...Zas....hostia en medio de la cara con vuelta al revés(algunos maestros eran virtuosos dando hostias.Habia hasta estilos)-El caudillo de nuestra patria se llama Francisco Franco..A ver ...repite .Y ahí está el Luisito repitiendo el dichoso nombre mientras le resbalan las lágrimaspor sus mofletes rojos como tomates a consecuencia de las sucesivas hostias que recibió del sr maestro............Tú Pepito..¿Cual es el afluente más importante del Miño?- "No lo sé sr maestro"contesta compulgido y acojonado el tal Pepito sabiendo la que le iba a caer encima.-Muy bien Pepito-...Dame la vara de avellano y pon la palma de la mano abierta y estirada.Zas....zas....zas....La palma de la mano te estalla de puto dolor mientras vas camino del último pupitre del aula al lado del vater,y ahi se queda hasta que se aprenda de memoria todos los afluentes del Miño...y todos los rios de España.
  Los recreos,en los periodos de la manzana eran una gozada.Aprovechando que el maestro se pegaba una dormida espanzurrado sobre su mesa,asaltábamos el almacén y nos atiborrabamos a comer manzanas  medio maceradas.Creo que el primer colocón que agarramos algunos cachorros fué a base de aquel zumo macerado.Algunas de las manzanas,al estar demasiado maduras las exprimíamos y literalmente nos las bebiamos.Estos estados de embriaguez infantil nos envalentonaba y asi era que en ocasiones,al entrar del recreo desafiabamos al maestro a la hora del castigo pertinente.Cuando te pedia que extendieras las manos,los vapores embriagadores de la manzana te daban el valor suficiente como para apartarlas segundos antes del impacto con el consiguiente desequilibrio del maestro dando varazos al aire y cuyo efecto inmediato era un monumental cabreo por parte del susodicho que acababa con una doble ó triple ración de hostias.Todo dependia del humor con el que se hubiera despertado de su cabezadita de media hora de recreo.